LOS ILEGÍTIMOS: EL ROSTRO DEL OLVIDO
Hildebrando Pérez Huarancca en 1974, publica su primer y único libro, los ilegítimos, una colección de cuentos que alcanzó gran calidad literaria y el reconocimiento de la crítica especializada, pero muchos quisieron desmerecer este texto asociándolo con sendero luminoso, pues la ignorancia de estos les impidió ver la expresión artística del libro.
REFERENCIAS BIOGRÁFICAS
El nombre de Hildebrando Pérez Huarancca apareció en revistas y periódicos nacionales en los últimos años. La comisión de verdad y reconciliación (CVR) lo responsabilizó en el caso de Lucanamarca. Entonces se preguntarán ¿Quién es Pérez Huarancca?
Nació en la comunidad de Espite, Ayacucho, en el año1948. Fue profesor de Lengua y Literatura en las Universidades Nacionales San Cristóbal de Huamanga y Enrique Guzmán y Valle. Colaboró en diversas revistas. Ganó en 1975 con Los Ilegítimos el primer premio el concurso de cuentos José María Arguedas auspiciado por la Asociación Universitaria NISEI del Perú. Perteneció al Grupo Literario Narración.
Sobre la muerte de Pérez Huarancca se confirma que falleció en una fecha aún desconocida de la década de los ochenta, así como afirma también Ricardo González Vigil en su antología “El cuento peruano”, 1980-1989 (Petro Perú, 1997) donde nos dice que falleció en los años ochenta siendo miembro de “sendero luminoso”.
En el blog Puente Aéreo de Gustavo Faverón Patriau logré encontrar una polémica sobre la muerte de Pérez Huarrancca lo que a continuación transcribo:
“En el interesantísimo blog de Paolo de Lima, que consulto siempre que quiero descubrir la verdad sobre cualquier tema, leí hace unos días un comentario en el que el blogger aclaraba, para mi sorpresa, que el escritor y ex líder senderista Hildebrando Pérez Huarancca estaba vivo y preso en un penal de alta seguridad”.
Líneas más abajo explica:
“Además, Paolo de Lima hacía ver que si alguna vez él mismo había afirmado lo contrario (que Pérez Huarancca estaba muerto desde hacía muchos años), eso se debía a una aseveración errónea del profesor Ricardo González Vigil, según el cual Pérez Huarancca había fallecido en los años ochentas, durante su tiempo en Sendero.”
Leer simplemente un blog no es de ninguna forma fundamento suficiente para decir que Gonzáles Vigil había caído en un error tan elemental como afirmar que un autor muerto estaba vivo, o, como es el caso, presumiblente vivo.
También encontramos la opinión de escritor Dante Castro:
"El caso de Hildebrando es una de las muestras más patéticas de cómo la espiral de violencia arrastra a seres humanos que no se plantearon de antemano ese camino. Hildebrando P.H. no era senderista, pero según los sabios investigadores de la fenecida PIP, todo rojo de verbo radical tenía que ser culpable del derribo de torres de alta tensión. Así lo llevaron al entonces militante de la UDP y tras una serie de torturas y amenazas de muerte lo condujeron al CRAS de Ayacucho. Fue como llegar al cielo, pisar celdas y pabellones, patio de tierra y ventana con rejas, pero ya no más la capucha maloliente con que lo tuvieron semanas y días. HPH, como saben, fue liberado por el ataque senderista al CRAS de Ayacucho. Desde allí, sólo tenía un camino viable para salvar el pellejo. Tuvo que guardarse sus discrepancias ideológicas con el fundamentalismo gonzalista y tomar por ese único camino de supervivencia. No podía dar marcha atrás, nuevamente a la sala de torturas o a la ejecución extrajudicial. Se afilió a SL y se convirtió en uno de sus mejores cuadros de combate.”
Existe un cuento, “ZAHIRIENTE” (Vísperas), de Luís Nieto Degregori, publicado en 1989, el cual está basado en la vida y obra del escritor Hildebrando Pérez Huarancca. Narra el punto de vista de Amadeo Salas, profesor de inglés -presumiblemente limeño- con años vividos en los Estados Unidos, y en el presente del texto colega en la Universidad de Ayacucho del escritor Grimaldo Rojas Huarcaya (tal el nombre que recibe en el cuento Pérez Huarancca). "Vísperas" narra precisamente la imposibilidad de Amadeo Salas por escribir un relato sobre Grimaldo Rojas. En particular, habla del testimonio del fracaso por ficcionalizar desde la camiseta de un senderista, para decirlo en los términos de Alonso Cueto. En medio de las sucesivas reflexiones de Amadeo sobre qué perfil exacto otorgar en la ficción a su personaje (empresa que finalmente aborta, aunque posteriormente opte por escribir una crónica sobre los acontecimientos que se encuentra viviendo), un hecho significativo ocurre en la ciudad de Ayacucho: el entierro de Edith Lagos.
Mientras tanto, a la violencia desatada por los “terruños”, como llamaban a los de Sendero los habitantes de la ciudad, la policía respondió de un modo más cruento e irracional aún. Ayacucho se llenó de sinchis cuya norma de conducta era la prepotencia y el abuso. En el campo, a estas virtudes de quienes, se suponía, estaban llamados a resguardar el orden y velar por la seguridad de la población, se sumaban el pillaje y la matanza. Seguro que ningún ejército de ocupación hubiese tenido una actitud tan insolente y humillante como la que se gastaron los sinchis con sus compatriotas. En tales circunstancias, los actos de Sendero adquirían una justificación. A Amadeo no le asombró por eso que en el entierro de Edith Lagos, una joven senderista, estuviera presente toda la ciudad. Era la reacción de una población indefensa que en ese momento, entre dos males, escogía el menor.
Amadeo contempló ese multitudinario cortejo fúnebre desde el balcón del Departamento con la sensación de que en ese féretro envuelto en una bandera roja se iba para siempre el Grimaldo de su cuento. En esa guerra que se desarrollaba ante sus ojos, él no estaba dispuesto a tomar partido: desde el balcón, todos -sinchis, senderistas, vecinos de la ciudad- se veían iguales, todos carecían de rostro. Los escasos cuatro o cinco metros que lo separaban del suelo, es cierto, no lo ponían a salvo, pero eso era algo que carecía de importancia. Era realista. Recordaba perfectamente la advertencia que Brecht hizo a los indiferentes. Sin embargo, igual le parecía inútil y tonto descender de su torre y tomar partido. Haber vivido tanto tiempo sin aspiraciones lo había vuelto escéptico y había inhibido su instinto de conservación.
LA COMISIÓN DE LA MENTIRA.
La CVR ha tomado declaraciones y testimonios a testigos de la atroz masacre de Lucanamarca. Pero algunos testimonios son tan inverosímiles como las pésimas novelas sobre violencia política que acaban de aparecer.
Veamos:Con relación al responsable de ejecutar esta decisión de Sendero Luminoso, los testimonios obtenidos sindican directamente a la persona de Hildebrando Pérez Huarancca como responsable del ataque del 3 de abril de 1983. Los testigos entrevistados por la Comisión de la Verdad y Reconciliación identifican con este nombre al líder senderista y lo describen de la siguiente manera:
“... estaba uniformado de militar, llevaba dos pistolas, blanquiñoso, mestizo, de ojos vivos, pelo lacio, de 1.70 m de estatura aproximada, nariz aguileña, voz resonante como de mando militar, agarrado, no era gordo, era un profesor...”
Asimismo, estas mismas fuentes afirman que Hildebrando Pérez Huarancca fue la persona que organizó la masacre de Lucanamarca en las localidades de Totos y Espite y que el día de la masacre fue reconocido a pesar de llevar pasamontañas:
“...el que dirigía todo en general era Hildebrando Pérez Huarancca... es de Vilcanchos, es profesor que ando por aquí, la gente conoce, es alto, flaco, mestizo, estaba con pasamontañas...”Como puede notar cualquier lector, se repite dos veces que el supuesto Hildebrando Pérez Huarancca, en Lucanamarca, durante la masacre, estaba con pasamontañas. Admiro realmente a los Superman andinos, quienes tienen supervisión y no les hace daño la kriptonita.
Uno describe su contextura física como "agarrado" y otro dice que era flaco. ¿En qué quedamos?
Dudo mucho que HPH sea el responsable de la muerte de niños, quienes aparentemente fueron asesinados por la turba o mesnada. En ese año ya se estilaba enfrentar masas contra masas, táctica que introdujeron los Sinchis (policía antisubversiva) y fue respondida de la misma forma por los senderistas.
Hildebrando Pérez Huarancca en 1974, publica su primer y único libro, los ilegítimos, una colección de cuentos que alcanzó gran calidad literaria y el reconocimiento de la crítica especializada, pero muchos quisieron desmerecer este texto asociándolo con sendero luminoso, pues la ignorancia de estos les impidió ver la expresión artística del libro.
REFERENCIAS BIOGRÁFICAS
El nombre de Hildebrando Pérez Huarancca apareció en revistas y periódicos nacionales en los últimos años. La comisión de verdad y reconciliación (CVR) lo responsabilizó en el caso de Lucanamarca. Entonces se preguntarán ¿Quién es Pérez Huarancca?
Nació en la comunidad de Espite, Ayacucho, en el año1948. Fue profesor de Lengua y Literatura en las Universidades Nacionales San Cristóbal de Huamanga y Enrique Guzmán y Valle. Colaboró en diversas revistas. Ganó en 1975 con Los Ilegítimos el primer premio el concurso de cuentos José María Arguedas auspiciado por la Asociación Universitaria NISEI del Perú. Perteneció al Grupo Literario Narración.
Sobre la muerte de Pérez Huarancca se confirma que falleció en una fecha aún desconocida de la década de los ochenta, así como afirma también Ricardo González Vigil en su antología “El cuento peruano”, 1980-1989 (Petro Perú, 1997) donde nos dice que falleció en los años ochenta siendo miembro de “sendero luminoso”.
En el blog Puente Aéreo de Gustavo Faverón Patriau logré encontrar una polémica sobre la muerte de Pérez Huarrancca lo que a continuación transcribo:
“En el interesantísimo blog de Paolo de Lima, que consulto siempre que quiero descubrir la verdad sobre cualquier tema, leí hace unos días un comentario en el que el blogger aclaraba, para mi sorpresa, que el escritor y ex líder senderista Hildebrando Pérez Huarancca estaba vivo y preso en un penal de alta seguridad”.
Líneas más abajo explica:
“Además, Paolo de Lima hacía ver que si alguna vez él mismo había afirmado lo contrario (que Pérez Huarancca estaba muerto desde hacía muchos años), eso se debía a una aseveración errónea del profesor Ricardo González Vigil, según el cual Pérez Huarancca había fallecido en los años ochentas, durante su tiempo en Sendero.”
Leer simplemente un blog no es de ninguna forma fundamento suficiente para decir que Gonzáles Vigil había caído en un error tan elemental como afirmar que un autor muerto estaba vivo, o, como es el caso, presumiblente vivo.
También encontramos la opinión de escritor Dante Castro:
"El caso de Hildebrando es una de las muestras más patéticas de cómo la espiral de violencia arrastra a seres humanos que no se plantearon de antemano ese camino. Hildebrando P.H. no era senderista, pero según los sabios investigadores de la fenecida PIP, todo rojo de verbo radical tenía que ser culpable del derribo de torres de alta tensión. Así lo llevaron al entonces militante de la UDP y tras una serie de torturas y amenazas de muerte lo condujeron al CRAS de Ayacucho. Fue como llegar al cielo, pisar celdas y pabellones, patio de tierra y ventana con rejas, pero ya no más la capucha maloliente con que lo tuvieron semanas y días. HPH, como saben, fue liberado por el ataque senderista al CRAS de Ayacucho. Desde allí, sólo tenía un camino viable para salvar el pellejo. Tuvo que guardarse sus discrepancias ideológicas con el fundamentalismo gonzalista y tomar por ese único camino de supervivencia. No podía dar marcha atrás, nuevamente a la sala de torturas o a la ejecución extrajudicial. Se afilió a SL y se convirtió en uno de sus mejores cuadros de combate.”
Existe un cuento, “ZAHIRIENTE” (Vísperas), de Luís Nieto Degregori, publicado en 1989, el cual está basado en la vida y obra del escritor Hildebrando Pérez Huarancca. Narra el punto de vista de Amadeo Salas, profesor de inglés -presumiblemente limeño- con años vividos en los Estados Unidos, y en el presente del texto colega en la Universidad de Ayacucho del escritor Grimaldo Rojas Huarcaya (tal el nombre que recibe en el cuento Pérez Huarancca). "Vísperas" narra precisamente la imposibilidad de Amadeo Salas por escribir un relato sobre Grimaldo Rojas. En particular, habla del testimonio del fracaso por ficcionalizar desde la camiseta de un senderista, para decirlo en los términos de Alonso Cueto. En medio de las sucesivas reflexiones de Amadeo sobre qué perfil exacto otorgar en la ficción a su personaje (empresa que finalmente aborta, aunque posteriormente opte por escribir una crónica sobre los acontecimientos que se encuentra viviendo), un hecho significativo ocurre en la ciudad de Ayacucho: el entierro de Edith Lagos.
Mientras tanto, a la violencia desatada por los “terruños”, como llamaban a los de Sendero los habitantes de la ciudad, la policía respondió de un modo más cruento e irracional aún. Ayacucho se llenó de sinchis cuya norma de conducta era la prepotencia y el abuso. En el campo, a estas virtudes de quienes, se suponía, estaban llamados a resguardar el orden y velar por la seguridad de la población, se sumaban el pillaje y la matanza. Seguro que ningún ejército de ocupación hubiese tenido una actitud tan insolente y humillante como la que se gastaron los sinchis con sus compatriotas. En tales circunstancias, los actos de Sendero adquirían una justificación. A Amadeo no le asombró por eso que en el entierro de Edith Lagos, una joven senderista, estuviera presente toda la ciudad. Era la reacción de una población indefensa que en ese momento, entre dos males, escogía el menor.
Amadeo contempló ese multitudinario cortejo fúnebre desde el balcón del Departamento con la sensación de que en ese féretro envuelto en una bandera roja se iba para siempre el Grimaldo de su cuento. En esa guerra que se desarrollaba ante sus ojos, él no estaba dispuesto a tomar partido: desde el balcón, todos -sinchis, senderistas, vecinos de la ciudad- se veían iguales, todos carecían de rostro. Los escasos cuatro o cinco metros que lo separaban del suelo, es cierto, no lo ponían a salvo, pero eso era algo que carecía de importancia. Era realista. Recordaba perfectamente la advertencia que Brecht hizo a los indiferentes. Sin embargo, igual le parecía inútil y tonto descender de su torre y tomar partido. Haber vivido tanto tiempo sin aspiraciones lo había vuelto escéptico y había inhibido su instinto de conservación.
LA COMISIÓN DE LA MENTIRA.
La CVR ha tomado declaraciones y testimonios a testigos de la atroz masacre de Lucanamarca. Pero algunos testimonios son tan inverosímiles como las pésimas novelas sobre violencia política que acaban de aparecer.
Veamos:Con relación al responsable de ejecutar esta decisión de Sendero Luminoso, los testimonios obtenidos sindican directamente a la persona de Hildebrando Pérez Huarancca como responsable del ataque del 3 de abril de 1983. Los testigos entrevistados por la Comisión de la Verdad y Reconciliación identifican con este nombre al líder senderista y lo describen de la siguiente manera:
“... estaba uniformado de militar, llevaba dos pistolas, blanquiñoso, mestizo, de ojos vivos, pelo lacio, de 1.70 m de estatura aproximada, nariz aguileña, voz resonante como de mando militar, agarrado, no era gordo, era un profesor...”
Asimismo, estas mismas fuentes afirman que Hildebrando Pérez Huarancca fue la persona que organizó la masacre de Lucanamarca en las localidades de Totos y Espite y que el día de la masacre fue reconocido a pesar de llevar pasamontañas:
“...el que dirigía todo en general era Hildebrando Pérez Huarancca... es de Vilcanchos, es profesor que ando por aquí, la gente conoce, es alto, flaco, mestizo, estaba con pasamontañas...”Como puede notar cualquier lector, se repite dos veces que el supuesto Hildebrando Pérez Huarancca, en Lucanamarca, durante la masacre, estaba con pasamontañas. Admiro realmente a los Superman andinos, quienes tienen supervisión y no les hace daño la kriptonita.
Uno describe su contextura física como "agarrado" y otro dice que era flaco. ¿En qué quedamos?
Dudo mucho que HPH sea el responsable de la muerte de niños, quienes aparentemente fueron asesinados por la turba o mesnada. En ese año ya se estilaba enfrentar masas contra masas, táctica que introdujeron los Sinchis (policía antisubversiva) y fue respondida de la misma forma por los senderistas.
SENTENCIAN A REO AUSENTE
No me baso en la lógica en abstracto, sino en la lógica jurídica y en la hermenéutica del Derecho. Indudablemente no se trata de demostrar la inocencia de HPH, sino la fragilidad de los testimonios de la CVR en su caso. Eso, es significativo a nivel judicial. En síntesis, cualquier abogado, incluso uno de oficio, puede impugnar la acusación basándose en la fragilidad de testimonios inverosímiles y contradictorios. Es suficiente para llevar a un supuesto reo en cárcel Hildebrando Pérez Huarancca afuera del penal. Pero Hildebrando ya no está entre los vivos. Quienes lo torturaron bárbaramente lo llevaron a tomar la decisión ante el agujero del muro de la cárcel: o te fugas y combates o te quedas para seguir torturado.
Cuando los delitos son cometidos por banda u organización para delinquir, se juzga al conjunto de culpables, incluso a los no habidos, requisitoriados y/o prófugos. En la legislación antiterrorista se rompe con una de las garantías mínimas del debido proceso, la cual demanda no juzgar a nadie en ausencia.
Comprenderán los hijos de la década funesta qué difícil es explicar un rutinario asunto judicial a quienes tienen ya un prejuicio antiterrorista.
EL NEOINDIGENISMO O LA NUEVA NARRATIVA ANDINA.
Un grupo de escritotes ayacuchanos encuentran la verdadera dimensión dentro de la literatura andina. Entre ellos podemos ubicar a Hildebrando P. H. y Porfirio Meneses, son escritores integrales, porque tuvieron un dominio completo de las técnicas, de la modernidad literaria, de la influencia de los grandes escritores latinoamericanos, la influencia de FAULKER y JOYCE, entonces ellos aplican dentro de su proyecto, dentro del horizonte que ello ven el aspecto estético social. Hildebrando P. H. es un completo neoindigenista con sus únicos cuentos ilegítimos.
Hay pocas personas satisfechas con el término «narrativa andina». Sin embargo, aunque existen discrepancias sobre lo que significa, es el término que se usa más. Aquí daré un recuento breve de los antecedentes de la narrativa andina peruana, analizaré unos elementos internos y externos que tienen influencia en el surgimiento de la narrativa en los años ochenta, y utilizaré unas propuestas para llegar a una definición preliminar de la narrativa andina peruana.
«Indigenismo» es un término complejo, sujeto a múltiples definiciones e interpretaciones. Según Eugenio Chang-Rodríguez, es un movimiento basado en el indígena que describe sus costumbres y aspiraciones, critica los abusos al indígena y exige acciones para acabar con estos abusos. Antonio Cornejo Polar sostiene que la narrativa indigenista es mucho más que simplemente una escuela o un movimiento literario. Dice que el indigenismo es una manifestación todavía vigente («La novela indigenista»). Es importante subrayar que la narrativa indigenista es un movimiento multifacético que tiene sus raíces en el trauma de la conquista, y que sobrevive, de una forma u otra, hasta el presente.
Es difícil acercarse a una definición adecuada de lo que es un indígena, especialmente en la época contemporánea. Como se sabe, la idea del indio surge con la conquista y el imperialismo para diferenciar a los conquistados de los conquistadores. Según Orin Starn, hoy en día las personas tradicionalmente señaladas como indios usan otros términos para identificarse. Además, no hay mundos herméticos: hay bastante interacción entre el mundo considerado «indígena» y el mundo considerado «occidental». Cita el caso de un hombre que trabaja como campesino parte del año, como obrero en Lima desde mayo a octubre, y que es protestante. Otro ejemplo se encuentra en la novela El gran Señor (1994) de Enrique Rosas Paravicino, donde un personaje lamenta la participación creciente de mestizos en el festival religioso Qoyllurit’i. Para distinguirlos, se basa en la ropa que usan. Es obvio que el concepto de indio es más social que racial.
Aunque cualquier periodización es arbitraria, generalmente se divide el indigenismo narrativo en dos o tres etapas. La narrativa del siglo XIX normalmente se llama indianismo, indigenismo romántico, o, simplemente, indigenismo. Lo que surge al comienzo del siglo XX normalmente se llama indigenismo, o indigenismo ortodoxo. El neoindigenismo peruano, según Tomás Escajadillo, comienza en los años cincuenta y sigue hasta el presente.
Las características principales son:
1) el uso del realismo mágico o de lo real maravilloso.
2) la intensificación del lirismo.
3) el uso de técnicas narrativas más nuevas e innovadoras.
4) la ampliación del área representada en la narrativa de acuerdo con el desarrollo de la problemática indígena.
Es importante en este punto detenernos y pensar en el contexto del surgimiento del término neoindigenismo. En esa época hay cambios en las estructuras del poder. Entre 1940 y 1980 más de un millón de personas migran a Lima (Starn), una fuerte indicación de la decadencia del sector terrateniente. En el campo de la narrativa, Cornejo Polar habla de dos corrientes que comienzan en los años cincuenta: una neoindigenista y la otra neorrealista (Cotler). Al mismo tiempo que hay un conflicto por el poder dentro de las clases dominantes, hay una lucha por una posición dominante dentro del campo de la producción cultural. En los años sesenta hay individuos, grupos e instituciones identificados con el «Boom» de la literatura latinoamericana que compiten con los asociados con la narrativa regional y la indigenista. Pierre Bourdieu propone que parte de esta lucha tiene que ver con el poder de definir lo que es un escritor. Así, la importancia y el significado de una obra pueden cambiar con las transformaciones del campo. Dentro de estos límites, mucha crítica de la narrativa indigenista desde los años sesenta puede ser entendida como parte de la lucha para ganar una posición dominante o como consecuencia de la pérdida de una posición dominante de la narrativa regional.
Un tema central en la narrativa andina actual es la violencia política. Las primeras obras narrativas que aparecen sobre dicho tema datan de 1986, y hasta la fecha por lo menos setenta y un escritores han publicado un cuento o una novela sobre el tema. He podido obtener la fecha de nacimiento de cincuenta y cinco de los setenta y un escritores. En 1980, el comienzo de la guerra de guerrillas, la edad promedio de estos escritores es treinta años, y la edad promedio al publicar la primera obra es 42 años. De éstos, 60 por ciento ha nacido entre 1946 y 1964, y este grupo ha publicado 72 por ciento de los cuentos y 54 por ciento de las novelas. La mayor concentración de escritores viene del centro y del sur del Perú, donde la guerra fue más intensa. La mayoría de los escritores nacieron entre 1946 y 1964, y componen principalmente la Generación de 1980.
Sin embargo, casi todos los escritores rechazan el calificativo de escritor neoindigenista. Aunque muchos escritores escriben sobre temas tradicionalmente considerados indigenistas o neoindigenistas, en general su obra abarca un mundo mucho más amplio. Incluso Tomás Escajadillo, el crítico más riguroso del neoindigenismo peruano, me comentó en una oportunidad que ahora tiene dudas sobre la vigencia del neoindigenismo. Sin embargo, no sabe exactamente qué nombre dar a este movimiento. Sostuvo que tiene problemas con el término narrativa andina porque es muy amplio. Aunque parece que nadie está contento con el término, es lo que normalmente se usa.
Juan Alberto Osorio nació en el Cusco en 1945 y es escritor y profesor universitario de literatura en Arequipa. Dice que la narrativa andina comenzó en los años cincuenta, coetánea con la apariencia de la narrativa moderna. (Así plantea la idea de la narrativa andina como moderna, al igual que la narrativa urbana). Hay dos vertientes en la narrativa andina, el neorrealismo y el neoindigenismo. Sostiene que está insatisfecho con los términos porque siempre hubo mucho contacto entre las zonas rurales y urbanas. La narrativa andina es una continuación y una superación de la narrativa indigenista y neoindigenista.
Las características de la narrativa andina, según Osorio, son las siguientes:
El productor es un intelectual de la clase alta o media provinciana, muchas veces un profesor universitario. Tiene mucho conocimiento del mundo indígena, pero este conocimiento está subordinado al mundo occidental. En este sentido es muy similar a los productores de la narrativa indigenista.
El referente es más amplio. Abarca lo rural y lo urbano, incluyendo ciudades grandes y pequeñas de la sierra, enfocándose en las clases medias provincianas, aunque incluye a todos los sectores sociales del país.
La perspectiva es principalmente urbana y mestiza.
En la tradición del indigenismo, es realista, utilizando la racionalidad científica y la racionalidad mítica.
Hay mayor énfasis en el discurso.
Es pluridiscursiva, de expresiones culturales de muchas culturas en el país. Incorpora elementos indígenas a las formas occidentales, como la novela y el cuento.
La narrativa andina presenta otra perspectiva de la modernidad.
LAS ESCUELITAS
Las escuelitas como en todo los andes peruanos siempre son tan olvidadas y los niños asisten
“- Son muchos este año los matriculados- nos dice el maestro…”
En la sierra ayacuchana muchas escuelitas operan dando solo la más mínima educación. Es difícil encontrar buenos maestros cuando la paga apenas es suficiente para vivir. Las escuelitas carecen de material didáctico. Y los padres de los niños trabajan más que nada para sobrevivir día a día y no tienen los recursos para ayudar con la educación de sus niños.
Los maestros hacen lo que pueden para enseñar a los niños. Algunos hasta aportan de sus pequeños sueldos para comprar material educativo para que los niños puedan aprender. Sin una educación, estos niños no tienen ninguna esperanza de mejorar sus futuros, ni tampoco tendrán un chance a una mejor educación.
LA COMUNIDAD CAMPESINA ENTRE EL OLVIDO DEL GOBIERNO CENTRAL
“Nosotros somos de Chukara. Un lugar, pequeño, rodeado de cerros altos, donde crece el maíz día y noche. Somos de ese lugar no muy cerca del pueblo…”
“En la reunión se llegó a un único acuerdo: elevar inmemorial al supremo gobierno, pidiendo auxilio. Se pensó enviar el documento como una comisión; pero, a falta de fondos, sólo se mandó depositar en el correo de la capital de departamento. Al principio aguardamos con fe la respuesta. Más tarde, dudamos. Luego, a falta de toda noticia, terminamos olvidándonos”.
LA DESPOBLACIÓN ANDINA
“Con lluvia y con sol amanecía el pueblo esa mañana cuando llegamos; porque solamente los días de fiesta está la gente en este pueblo. O, o en las horas de escuela, el maestro y los alumnos. Después, no hay nadie. Todos se van a sus barrios hasta sin ganas de irse, mirando hacia atrás nomás. Y el pueblo como barrido por el viento de agosto”.
“…Ni siquiera el maestro permanece allí. Se va, terminadas sus clases, como huyendo, a otro pueblo vecino. De ahí que nosotros los escolares, teníamos miedo hasta de venir a la escuela”.
“…Nosotros lo muchachos no supimos soportar el sufrimiento. Acabamos abandonando nuestra querencia. Nos alejamos como huyendo del pueblo donde nacimos. Y hoy, a cuatro años de aquella vez, regresamos dispuestos a seguir viviendo en nuestro lugar, a pesar de que las cosas no han cambiado. Todo está igual como dejamos. Sigue la tierra blanca de sequedad. Pero es mejor así sufriendo se aprende a vivir”.
"La consiguiente despoblación de las comunidades rurales está evocada porHildebrando Pérez Huarancca en varios de los relatos de Los ilegítimos (1980). ‘La oración de la tarde’, por ejemplo, cuenta los esfuerzos de un grupo de ancianos por cazar una puma dañina, centrándose en los percances ocasionados por su avanzada edad. El tema es tratado con cierto humor, pero la tragedia subyacente se insinúa cuando queda revelado que la razón por la cual los ancianos se ven obligados a cargar con tareas propias de la juventud es que los únicos habitantes del pueblo son ellos, ya que los jóvenes se han marchado en busca de trabajo: ‘somos viejos nomás en el pueblo… la escasez que reina… hace que los muchachos encaminen sus pies hacia otros lugares".
LOS ILEGITIMO Y LA DISCRIMINACIÓN SOCIAL
“…Mientras el párroco, desde el púlpito, decía rabiando: las mujeres que dan hijos naturales verán el rostro del señor. Por causa de ellas cae la granizada al pueblo casi a diario. Los hijos ilegítimos, nacidos fuera de la ley de dios están condenados a ser desgraciados en esta y en la otra vida. Para ellos no habrá nada en esta tierra, y hasta la hora de sus muertes maldecirán a sus madres por haberlos traído a este mundo…”
“…Y la presidenta de la hermandad arrancó del cuelo de Victoria Cáceres el escapulario de la virgen del carmen. Entonces hubo lágrimas, aunque no sé de que modo; lo cierto es que lloramos, porque en ese instante estaba la imagen de Victoria Cáceres, de su hijo y de nosotros, los curiosos, que estábamos allí sin saber si éramos hijos de padres casados…”
“-Este hijo de nadie parece más gente que los legítimos de nuestros principales”.
EL SUFRIMIENTO DE LOS INOCENTES (LOS OLVIDADOS DE DIOS)
“Tambien como por ese tiempo, tenía la costumbre de despertarme llorando por la noches. Y tú solías decirme ¿por qué lloras de noche, virginia? Cuando íbamos a votar los animales del corral. Igual, tampoco yo llegué a explicártelo… En esos momentos, mientras secabas mis lágrimas con la punta de tu poncho, recordaba: en mí sueño veía llegar a mamá toda sudorosa…”
“… Estaba así durante horas, con un hipo que me salía de no sé qué parte del cuerpo…”
"los Ilegítimos" se asemeja muy claramente con "agua", de Arguedas, y con "el llano en llamas", de Rulfo. No esta quizás a la "altura" de esos libros, pero tampoco es una obra epigonal y sin importancia. al contrario, me parece que es un libro vivo y vigente, aunque sospecho que pasara mucho tiempo antes de que alguien se anime a reeditarlo.
3 comentarios:
Interesante el articulo y las ideas. Me hubiera preferido que me habria citado en la extensa seccion sobre la narrativa andina, a que es de un articulo mio.
Bueno, en la reseña no se pudo citar las fuentes... te aseguro en la próxima la hago... gracias
Publicar un comentario